La Roca Eterna


 

La Roca Eterna

Escritura: Deuteronomio 32:4 (RVR60) - "Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en Él; es justo y recto."

Uno de los cánticos/poemas de Moisés fue escrito en los últimos días de su vida. Está registrado en el libro de Deuteronomio (32:1-43), el quinto libro de Moisés. Esas palabras fueron entregadas a la asamblea de Israel, justo antes de la muerte de Moisés en el monte Nebo. En Deuteronomio 32:3, Moisés comenzó a atribuir "grandeza a nuestro Dios". La Roca Eterna fue así definida como una "fuente inagotable de fortaleza", porque Jehová es la fortaleza de los siglos (Isaías 26:4). El rey David dijo que el Señor era su roca, su fortaleza, su libertador, su fuerza, su escudo, su baluarte y el cuerno de su salvación (Salmo 18:2). Es increíble que los israelitas cambiaran a un Dios grande, verdadero y sabio por dioses falsos. Nunca debería un Dios Santo ser menospreciado de tal manera. Dios merece nuestro más alto honor (Mateo 6:9). "Santificado sea tu nombre" (Mateo 6:9). Él es Santo (1 Pedro 1:15). Él es el "Yo Soy", el único Dios sabio y verdadero del universo.

¿Quién es Dios, sino solo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios? (Salmo 18:31; Salmo 18:2). Dios es nuestra Roca, como se menciona en Deuteronomio 32:4. Esta es la primera vez que se le llama Roca en las Escrituras del Antiguo Testamento. Esta expresión da significado a Su poder Divino, fidelidad y amor. Él es inmutable, inamovible, y para todos los que corren a Él, es un refugio, y para todos los que confían en Él, un fundamento eterno. Lo mismo se denota con respecto a Cristo Jesús en el Evangelio. Un fundamento tan estable y seguro, que no puede ser cambiado, alterado o movido. Un fundamento por el cual podemos (1.) edificar nuestra esperanza, (2.) ser protegidos y encontrar refugio en tiempos de angustia, (3.) nuestra fortaleza contra los enemigos. Él debe ser alabado, porque Él es nuestra torre fuerte (Proverbios 18:10), que nos provee apoyo y ayuda durante los tiempos difíciles.

La obra de Dios es perfecta (Deuteronomio 32:4), lo cual es evidente en la creación (Génesis 1:1-31). Dios debe ser reconocido como nuestro creador. Él gobierna y protege Su creación. Lo vemos como eterno y en control del mundo. Él creó al hombre a Su imagen, y somos valiosos a Sus ojos. Es Su voluntad que lleguemos a ser como Su Hijo Jesucristo por el poder del Espíritu Santo que mora en nosotros. Todo en la creación fue regulado por Su sabiduría en la que no hubo error. Cada cosa creada fue sujeta al tiempo y orden de Dios. Incluso el plan redentor y de salvación de Dios es completo, no necesita ser enmendado. En el Salmo 19 se representa la creación: "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos" (Salmo 19:1). Todos los caminos de Dios son justos y rectos. Todo lo que Él hace es correcto. Ser justo se atribuye a Su carácter soberano. Dios tiene la autoridad suprema para juzgar, siempre recompensando el bien y castigando el mal. También es un Dios de verdad; en Su Palabra podemos confiar. Dios es fiel a todas Sus promesas. Él no puede mentir (Números 23:19). Nuestro Dios está sin iniquidad. Nunca ha agraviado a nadie que haya apelado a Su justicia, ya que Él da una justa recompensa. Lo que el hombre gana es su justa recompensa. Moisés ha pintado un cuadro del Dios que es justo y recto. Porque Él recompensará a todos aquellos que le sirvieron o sufrieron por Él. ¡Aleluya a la "Roca Eterna"!

Oración: Señor, Tu Palabra es verdad y estará con nosotros cuando todo haya perecido. Simbólico y metafórico; el Señor Jesucristo es nuestra Roca. Él es la fuerza de mi vida, mi fortaleza, mi libertador, mi escudo y mi baluarte. Recuerdo la letra de "Roca de la eternidad, hendida por mí, déjame esconderme en ti". Muéstrame, Señor, esa abertura (hendidura) hacia Ti donde pueda esconderme en Tu protección para siempre. En Su Nombre. Amén.

Versículo para memorizar: Él es la Roca, cuya obra es perfecta, Porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es justo y recto. Deuteronomio 32:4

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