La gloria de Dios
La gloria de Dios
(Clase para el domingo 10 de marzo de 2019)
¿Tienes alguna comida, película, lugar o tema favorito? ¿Qué es lo que más te gusta sobre eso? Seguramente podrías hablar de eso durante horas y jamás te cansarías de hacerlo. Hoy veremos un tema del cual David podía hablar todo el tiempo, y es nuestra oración que pueda convertirse en tu tema favorito también: la gloria de Dios.
El salmo 8 exhibe el amor de Dios por medio de la creación y la redención.
Jehová significa el existente, el eterno. Y este es el nombre con el cual Dios se reveló a Moisés. Señor se refiere a quien maneja todas las cosas y estas son las dos formas en las que David se dirige al Señor en el Salmo 8, el cual termina como empieza: todo se trata de la gloria de Dios.
Dios es glorioso en toda la tierra ¿por qué? Porque Él es el creador de todo lo que vemos e, incluso, de lo que no vemos. No solo puede crear sino que le puede dar vida.
En el Antiguo Testamento se ve la gloria de Dios en medio de su pueblo, mientras que en el Nuevo Testamento vemos Su gloria en Cristo (Juan 1:14).
Este salmo exalta a Dios y muestra cómo Dios escoge a lo débil y pequeño para revelar su gloria al mundo (2 Crónicas 16:9).
Este salmo es una meditación nocturna donde ve la luna y las estrellas. Si Dios pudo crear las enormes estrellas con sus manos ¿qué tan grande será Él? Cuando vemos al universo, es fácil llegar a la conclusión de David “¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria?
Para empezar, ¿sabías que Dios piensa en ti, te visita y te ama? Dios no solo nos visita, sino que mandó a su hijo a morir por nuestros pecados para así poder habitar en nosotros.
Nos hizo a su imagen y semejanza dándonos la capacidad de gobernar a su creación, el problema es que el hombre está lleno de pecado, a tal punto que en vez de gobernar como parte del diseño de Dios, se ha convertido en un destructor.
Como ya dijimos, la gloria de Dios en nuestro tiempo se ve en Cristo al morir en la cruz y al resucitar al tercer día. Si leemos el Salmo 8 no nos sentimos identificados, pero sabemos que apunta a Cristo como el vencedor del máximo enemigo que tendremos en este mundo: la muerte.
El Salmo 9 David alaba al Señor por lo que ha hecho en él. Detalladamente vemos cómo es que el Señor le libró de sus enemigos no por un momento, sino para siempre; de hecho “para siempre” es una frase que se repite mucho en este salmo. Lo curioso es que David no se goza ni se alegra en la victoria dada por Dios, sino en Dios mismo y esa es la clave para no sentirnos tristes o preocupados.
Sé que no te gustaría estará triste ni preocupado, pero también sé que no soñarías o te gustaría ser pobre ¡al contrario! Muchos sueñan no solo con tener lo que necesitan, sino tener mucho más de lo que si quiera pudieran imaginar, pero en el Salmo 9:9 nos da una buena razón para reconocer nuestra verdadera pobreza (espiritual). Es muy común ver a gente famosa y millonaria llegar a la misma conclusión: Nada puede satisfacer nuestro corazón. ¿Por qué? Porque el Señor puso eternidad en el corazón del hombre (Eclesiastés 3:11) y solo Él puede satisfacerlo.
La tristeza y la necesidad serán pasajeras, pero el Señor es eterno y conocerlo es lo mejor que nos puede pasar (Salmo 9:18-20)
Versículo a memorizar:
Solo tú eres el Señor. Tú hiciste el firmamento, los cielos y todas las estrellas; hiciste la tierra, los mares y todo lo que hay en ellos. Tú los preservas a todos, y los ángeles del cielo te adoran.
Nehemías 9:6 (NTV)
*Para los más pequeños aprenderemos hasta la palabra “estrellas”
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